Tras la detención del narcotraficante Ovidio Guzmán López, hijo de Joaqun “El Chapo” Guzmán, el jueves 5 de enero, los expertos en seguridad ya se preguntan si la captura disminuirá sinceramente el grave problema de la delincuencia en México o aliviará el problema del trafico de drogas, sobre todo el trafico de fentanilo, en Estados Unidos, pero el panorama no es alentador.
Organizaciones sociales han identificado cómo el fentanilo ha inundado el mercado de la droga en la frontera norte de México en los últimos tres o cuatro años.
Según un informe publicado por el Departamento de Salud Pública del Condado de Los Ángeles, casi 2.000 personas sin hogar murieron en la ciudad entre abril de 2020 y marzo de 2021, lo que supone un aumento del 56% respecto al año anterior. La sobredosis fue la principal causa de muerte, con más de 700 fallecimientos.
Según Anne Milgram, directora de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos, la cantidad de fentanilo incautada por la DEA en 2022 fue de más de 370 millones, suficiente para “matar a todos los ciudadanos estadounidenses” (DEA).
La mayor parte del fentanilo que trafican los cárteles de Sinaloa y el CJNG se fabrica industrialmente en fábricas secretas mexicanas con productos químicos procedentes principalmente de China”, describió la DEA en un comunicado del 20 de diciembre.
El fentanilo se desarrolló como analgésico para el dolor intenso inducido por enfermedades como el cáncer. El uso de este potente opiáceo sintético, barato de producir y que suele venderse solo o mezclado con otros estupefacientes, ha crecido enormemente. Es 50 veces más potente que la heroína, por lo que incluso una pequeña dosis puede ser mortal.
Tras el asesinato de su hermano, Ovidio Guzmán se dedicó al tráfico de drogas. A “El Ratón” se le atribuye la supervisión de unos once narcolaboratorios en Sinaloa que producen aproximadamente entre 1.360 kilos (3.000 libras) y 2.267 kilos (5.000 libras) de metanfetamina al mes, la mayor parte de la cual acaba en Estados Unidos y Canadá.
Sin embargo, el arresto de Ovidio tiene poco impacto en la fabricación y distribución de drogas porque él es solo un engranaje menor en la corrupta y deshonesta máquina narco de miles de millones de dólares que opera no solo en México sino en todo el mundo. En 2018, Estados Unidos acusó a Ovidio Guzmán de narcotráfico. Según afirman ambos gobiernos, él manejaba mucho más del negocio criminal de su padre junto al otro fundador del cártel, Ismael “El Mayo” Zambada, hace décadas.
Según Ismael Bojórquez, director general del medio de comunicación local Rodoce, especializado en la distribución de drogas, la reacción violenta fue inducida por el enfoque menos agresivo del presidente hacia el crimen organizado.
“Los cárteles han utilizado estos cuatro años del Gobierno de Lopez Obrador para organizarse, armarse, mejorar sus estructuras y fortalecer sus finanzas”, dijo. “Creo que ahora hay más armas que hace tres años. Los ejércitos del crimen organizado se han fortalecido de manera generalizada, no sólo ‘Los Chapitos’, que es el precio que la sociedad está pagando por la estrategia del gobierno federal.”
Entonces,
¿Qué significa realmente para México y para Estados Unidos el arresto de Ovidio Guzman?
Todo parece indicar que nada… o muy poco, las calles de Estados Unidos seguirán inundadas de fentanilo y otras drogas, en México otro personaje tomará el lugar de Ovidio en el Cártel de Sinaloa, previas balaceras y ejecuciones y el Cártel se va a reajustar. La violencia probablemente no va a bajar, es poco probable que los cárteles se repliegen ahora que tuvieron tiempo de mejorar su logistica criminal al amparo de Obrador.
Todo parece indicar que lo que significa realmente la captura de Ovidio Guzman es una especie de tributo de Obrador hacia Biden, un regalo pensando en su propio beneficio y en su imágen politica. Eso parecer ser Ovidio Guzman para Obrador, un personaje útil simbólico para afianzar su poder politico y su relacion con Estados Unidos.