Dentro de la estructura criminal del Cártel de Sinaloa, Juan Luis Castro Morales, alias “El Gavilán”, se consolidó como una pieza clave en la facción de Los Chapitos, liderada por Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Aunque su identidad permaneció envuelta en el hermetismo, su apodo cobró notoriedad en los últimos años, no solo por su rol estratégico en la organización, sino también por la manera en que fue retratado en narcocorridos de artistas como Peso Pluma.
A mediados de 2024, su ascenso como jefe de seguridad de Los Chapitos estuvo marcado por la violencia y las disputas internas contra la facción de La Mayiza. En octubre de ese año, asumió el control de la seguridad de los Guzmán tras la salida de Jorge Humberto Figueroa Benítez, alias “La Perris” o “El 27”, quien se autoexilió luego de que las autoridades intensificaran operativos en su contra.
Sin embargo, su liderazgo fue breve. Según la periodista Anel Tello en una publicación para Milenio, el poder de “El Gavilán” solo duró poco más de tres meses, hasta que su vida y su influencia llegaron a un abrupto final el 6 de enero de 2025, cuando fue abatido.
Fuentes de inteligencia citadas en el informe señalan que el jefe de seguridad de Los Menores habría caído en un enfrentamiento con el brazo armado de Los Rugrats, un grupo al servicio de la familia de Ismael “El Mayo” Zambada.
A principios de enero, circuló en redes sociales un video en el que, supuestamente, se veía a “El Gavilán” tendido en el suelo tras un enfrentamiento en el fraccionamiento Fovissste Diamante, en Culiacán. Testigos afirmaron que, alrededor de las 17:45 horas, un convoy de sicarios irrumpió en el complejo habitacional y abrió fuego con armas de alto calibre, incluyendo rifles AK-47 y AR-15.
En las imágenes se observaba a un hombre boca abajo, vestido con pantalón de mezclilla, camisa negra y tenis oscuros. Su cabello largo recogido en una coleta coincidía con la descripción física de Juan Luis Castro Morales. En el video, dos sujetos armados se acercaban al cuerpo para levantarlo y cargarlo, mientras un tercero, con un arma en las manos, vigilaba la zona.
A lo largo de los años, “El Gavilán” se convirtió en una figura clave dentro del círculo cercano de Iván Archivaldo, ganándose su confianza a través de una combinación de lealtad inquebrantable y brutal eficacia en el manejo de la seguridad del grupo. Su reputación creció en el mundo del narcotráfico, no solo por su papel en la estructura de Los Chapitos, sino también por la manera en que su imagen fue inmortalizada en narcocorridos y en filtraciones de inteligencia.
Además de sus tatuajes distintivos, se decía que poseía una cicatriz en la ceja izquierda, producto de un enfrentamiento en sus primeros años dentro del Cártel de Sinaloa. Su presencia en redes y en círculos criminales se mantuvo relativamente discreta hasta su ascenso como jefe de seguridad, cuando su nombre comenzó a ser mencionado con mayor frecuencia en reportes sobre pugnas internas y operativos de seguridad en Culiacán.
A pesar de su muerte, su figura sigue siendo tema de especulación en el mundo criminal, ya que su caída marcó un punto de inflexión en la estructura de Los Chapitos, generando incertidumbre sobre quién ocupará su lugar dentro de la organización.
La figura de “El Gavilán” trascendió el mundo criminal y se convirtió en un ícono dentro de la música regional mexicana, inmortalizado en diversos narcocorridos. Canciones como El Gavilán y El Gavilán II de Peso Pluma, así como Si no quieres no de Luis R. Conriquez y Netón Vega, hacen referencia directa a su historia.
Las letras de estos temas destacan su lealtad inquebrantable a Los Chapitos, su papel clave en la organización y su estilo de vida. En Si no quieres no, se menciona:
