Así llamaban los jóvenes reclutados por el CJNG al Rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco:
‘La escuelita del terror’
El Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, era conocido por los jóvenes reclutados por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) como “la escuelita del terror”. En este lugar, se encontraron restos humanos, prendas de vestir, cartas y otros objetos que sugieren que cientos de personas eran privadas de su libertad y luego cremadas.
El hallazgo del crematorio clandestino fue denunciado por el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, aunque no era la actividad principal del rancho. Indira Navarro, líder del grupo, reveló en una entrevista con Radio Fórmula que uno de los jóvenes que logró escapar le contó su desgarrador testimonio.
Durante su tiempo en el rancho, el joven sobreviviente relató que más de 200 personas pasaban por entrenamientos extremos, enfrentándose a condiciones inhumanas y realizando ejercicios diseñados para probar su resistencia y capacidad. Según el sobreviviente, había tres etapas en el proceso, y aquellos que no cumplían con los requisitos eran sometidos a castigos crueles.

“Esta finca ya tenía poco más de tres años operando, me comentan estos jóvenes porque eran de diferentes años que estuvieron ahí. Que le decían ‘la escuelita del terror’. ¿Qué hacían? (Los instructores) les hacían pelear entre ellos, para ver quién tenía más fuerza (…) Muchos no aguantaban el adiestramiento, unos por simplemente quejarse los mataban, otros porque de plano no aguantaban caían y morían, y nosotros teníamos que hacer agujeros, unas fosas, poníamos una cama de piedras o ladrillos, les echábamos gasolina lo que se pudiera para que prendiera, se usaba una, dos, tres veces y se tapaba”,
compartió Indira Navarro sobre lo que le contaron que pasaba al interior del terreno.
Fase uno del adiestramiento: El inicio del terror en el Rancho Izaguirre
Según el testimonio de un joven que logró escapar, el Rancho Izaguirre representaba la primera fase del brutal adiestramiento al que eran sometidos los reclutados por el CJNG. En este lugar, los jóvenes recibían un salario, pero una parte de este era descontada para cubrir los gastos de comida y otros gastos relacionados con el proceso de entrenamiento.
Una vez que lograban superar esta etapa, los jóvenes eran enviados al campo de batalla, particularmente a Zacatecas y Michoacán, zonas donde el cártel de las cuatro letras ha tenido una fuerte presencia, enfrentándose a grupos rivales por el control de los territorios. Si lograban sobrevivir en este nuevo escenario, la última fase consistía en un entrenamiento avanzado impartido por ex militares colombianos y los temidos “kaibiles”, soldados de élite del Ejército de Guatemala.

En sus palabras, Navarro explicó que uno de los sobrevivientes le contó: “Si la librabas en el rancho, te mandaban a la guerrilla, a Zacatecas, Michoacán, las colindancias. Y si llegabas a sobrevivir y matar a alguno de ellos, entonces podías pasar al siguiente nivel. Ese rancho era solo el ‘kínder’, lo realmente fuerte venía después, cuando te mandaban a ser sicario con armas de verdad, a la pelea. Si te querían deshacer de ti, te mandaban al lugar más peligroso, pero si sobrevivías, pasabas al segundo nivel”.
Navarro también reveló que la última etapa de adiestramiento tenía lugar en un lugar remoto, ubicado a unas cuatro horas y media de la zona metropolitana de Jalisco, en una zona montañosa de la región.
